martes, 2 de junio de 2009

Primatología, la pugna del lenguaje por la naturaleza.

Tomaré aquí un tema trabajado por una epistemóloga original y audaz, la bióloga Donna Haraway. "El lenguaje no es inocente en nuestro orden primate" resume la forma en que ella interpreta no sólo los estudios de Primatología, sino su forma de "leer" la biología. "El debate científico sobre los monos y los seres humanos, es decir, sobre los primates, es un proceso histórico de producción de historias, historias importantes que constituyen conocimientos públicos. La ciencia es nuestro mito. Este capítulo es una historia sobre parte de ese mito, sobre aspectos particulares de los recientes esfuerzos para documentar las vidas de esos monos asiáticos, comedores de hojas, que se llaman legures...", preanuncia la bióloga, poniéndonos rápidamente en clima con el punto de vista que habrá de adoptar. Su raconto de la historia comienza con Linneo, en 1758, cuando dió un nombre al vínculo que encontró entre humanos y animales, creando una categoría nueva a la que legitimó llamándola Primates. Los primates inauguraron un terreno de preguntas muy importante para las historias sobre la naturaleza y el comportamiento y las posibilidades humanas. Un terreno tan importante como el de la purificación del lenguaje sobre nuestro comportamiento, nuestra cultura y nuestra mente, junto a la revisión de los mitos sobre la naturaleza y las posibilidades humanas. Este importante terreno para purificar las historias sobre el origen de la familia, de la tecnología, de la cooperación, del lenguaje, del uso común de las cosas y de la dominación social se llamó Primatología. Pero aún sus historias, incluída ahora la historia de la Primatología, solicitan una sensibilidad exquisita hacia los ecos producidos, las metáforas disponibles y las reglas para contar sus significados de niveles múltiples. Así, sin hablar necesariamente de los primates humanos, los primatólogos se ven obligados a hablar de harenes, cuidados maternales, sistemas de señalización social, estrategias reproductoras, conflictos de intereses, análisis de costo-beneficio y división del trabajo. Quizás estos modelos animales traspuestos a dimensiones humanas, que parecían estupendos para estudiar nuestra " naturaleza" no oscurecida por el lenguaje ni la cultura, estallaron cuando en 1976 surgió en el debate sobre la vida social y evolución de los langures la cuestión del infanticidio, opina Haraway. La biología evolucionista de los s. XIX y XX, desde su nacimiento, forma parte de los debates sobre el lugar del hombre en la naturaleza. Cómo obviar entonces el infanticidio y no preguntarse ¿por qué y cómo los machos matan a las crías? ¿Cuáles deberían ser las reglas para una observación creíble de tales actos? ¿Por qué y cómo llegaron estas preguntas a tener tanta importancia? Desde 1920 la bioantropología de los primates entra en las discusiones y luchas ideológicas sobre los medios humanos de producción, las causas y controles de las guerras humanas y las capacidades cooperativas dentro de los hogares y las fábricas.
Haraway sostiene que las historias científicas y populares sobre primates se hicieron eco y permanecen en el interior de procesos sociales materiales de producción y reproducción de la vida humana. ¿Cómo se montó toda esta historia?"... los primatólogos cuentan historias que casan bien con sus tiempos, sus lugares, sus géneros, sus razas, sus clases y sus animales", dice Haraway. Y sigue: "Durante los años treinta, ...la fisiología sexual de cooperación natural (bajo la forma de la dominancia de machos sobre hembras y de la estructura demográfica como manadas) surgió en discusiones sobre terapéuticas sociales humanas para trastornos sociales como las huelgas y el divorcio. Durante los cincuenta y los sesenta, los modelos primates de familia nuclear y de paternidad en los suburbios, así como los tristes resultados de las madres ausentes, aparecieron en los debates públicos a propósito de los problemas sociales en los Estados Unidos. Los modelos primates para la depresión humana han sido ávidamente buscados y una gran parte de la ingenuidad técnica fue consumida en producir psicosis en monos. Las políticas de población y las cuestiones de regulación de ésta dieron lugar a estudios en primates, así como la psiquiatría (llegó a proponer el control telemétrico) de los estresados primates humanos de raza negra en las ciudades sublevadas de los años sesenta. La insistente cuestión de la naturaleza cooperativa o guerrera del "hombre" fue discutida en los congresos y en las aulas durante la guerra de Vietnam... Desde el punto de vista de los primatólogos practicantes, quizás las cuestiones políticas más directas se referían a la rápida destrucción de los primates no humanos." Finalmente, la vida de los langures fue interesando a un público cada vez mayor y más heterogéneo... pero, ¿cómo pudo ésta producción histórica y colectiva aparecer como la creación de uno sólo haciendo de la ciencia de los primates una rama de la antropología física con raíces en la teoría evolucionista neodarwiniana y en la antropología social estructural-funcional?
Continuará....

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