lunes, 4 de mayo de 2009
Género neutro. 1- Para comenzar a desatar el nudo
Tal vez porque la ficción anticipa y prepara la realidad, este trabajo se basa en una novela, un mundo imaginado a partir de un arreglo inédito con el sexo.
No podré abarcar sus múltiples y ricos significados porque me exceden; pero voy a centrarme en su uso del género neutro como estrategia radical de cuestionamiento al carácter central y la influencia del sistema de representación binario en la constitución de la subjetividad, la cultura y el género.
Publicada en 1969, “La mano izquierda de la oscuridad” es un hito literario, un libro precursor no sólo por su plurisignificación, sino por el impacto subjetivo que provoca. Con él su autora, Ursula K. Le Guin, nos sumerge en un clima raro, donde muchas cosas conocidas carecen de importancia, salvo el deliberado uso del género neutro, que como el negativo de un film no revelado, sugiere muchas posibles asignaturas de sexo.
El neutro impide así un fascismo de la lengua y sostiene una sexualidad anclada no en el cuerpo sino en el deseo.
Su versión original, en inglés –idioma no sexuado porque los sustantivos y adjetivos son neutros-acentúa el efecto que se pierde en las traducciones, donde el neutro es absorbido por el masculino, género cuyo uso universal subordina las marcas sexuales.
A la vez que profunda crítica social y maravillosa utopía, La mano izquierda en la oscuridad es la historia del encuentro de dos seres diferentes y a la vez, dos sistemas de representación, dos culturas muy distintas que han tenido importantes logros, y que a su modo sueñan, ambas, con el intercambio como forma de integración. Su creadora le dará cuerpo en un escenario no binario.
No podré abarcar sus múltiples y ricos significados porque me exceden; pero voy a centrarme en su uso del género neutro como estrategia radical de cuestionamiento al carácter central y la influencia del sistema de representación binario en la constitución de la subjetividad, la cultura y el género.
Publicada en 1969, “La mano izquierda de la oscuridad” es un hito literario, un libro precursor no sólo por su plurisignificación, sino por el impacto subjetivo que provoca. Con él su autora, Ursula K. Le Guin, nos sumerge en un clima raro, donde muchas cosas conocidas carecen de importancia, salvo el deliberado uso del género neutro, que como el negativo de un film no revelado, sugiere muchas posibles asignaturas de sexo.
El neutro impide así un fascismo de la lengua y sostiene una sexualidad anclada no en el cuerpo sino en el deseo.
Su versión original, en inglés –idioma no sexuado porque los sustantivos y adjetivos son neutros-acentúa el efecto que se pierde en las traducciones, donde el neutro es absorbido por el masculino, género cuyo uso universal subordina las marcas sexuales.
A la vez que profunda crítica social y maravillosa utopía, La mano izquierda en la oscuridad es la historia del encuentro de dos seres diferentes y a la vez, dos sistemas de representación, dos culturas muy distintas que han tenido importantes logros, y que a su modo sueñan, ambas, con el intercambio como forma de integración. Su creadora le dará cuerpo en un escenario no binario.
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